A veces saco la silla al balcón, me hago una taza de café y espero a que llueva. En ocasiones puedo estar horas y horas esperando, pero no llueve. Lo deseo con toda mi ansia: lo pido a la primera estrella de la noche e incluso he vendido mi alma al diablo por ello, pero no llueve. Yo lo único que quiero es que caiga un chaparrón de una vez por todas y me termine calando hasta los huesos, ¿es tanto pedir? Lluvia es lo único que pido, pero no llueve…